Dos de nuestros abusadores siguen vivos. Uno no. Puede que acaben aquí, leyendo este sitio. (Esto es por ellos y por nosotros.
Te perdonamos. Te perdonamos hace años.
Eso no significa que queramos ser amigos o empezar a comunicarnos contigo. Eso no significa que todo esté bien. Simplemente hemos terminado (casi) de cargar con ese odio.
También reconocemos que puede que no consideres que ciertas interacciones hayan sido abusivas o tóxicas. En realidad, eso no importa. Lo que importa es que los acontecimientos fueron simplemente demasiado para que la mente de un niño pequeño los procesara en ese momento.
No hay ninguna persona, ningún acontecimiento, que sea la causa de que desarrollemos D.I.D. Es el efecto acumulativo de años de mierda de múltiples fuentes. Parte de ello tiene que ver con la disforia de género extrema, que no es culpa de nadie. Parte tiene que ver con la vida en casa. En parte es una bola curva que viene de fuera de nuestra casa. Estar crónicamente enfermo de niño tampoco ayudó mucho. Así que no podemos señalar con el dedo a una persona y decir: "¡Es culpa tuya que estemos así!". Ninguno de vosotros tiene, ni ha tenido nunca, ese tipo de poder sobre nosotros.
Con el trastorno por déficit de atención e hiperactividad aprendimos a sobrellevarlo cuando todo era demasiado y, francamente, estamos bastante impresionados de no estar más estropeados de lo que estamos.